Son muchos los expertos con los que he podido debatir acerca de las consecuencias que tendrá para el sector de la gestión de activos la nueva plataforma de contratación de productos financieros que prepara Bolsas y Mercados Españoles (BME). Un acceso abierto a todos, sin mínimos de patrimonio más allá de los que impongan los propios fondos, con amplias gamas en función de las necesidades de cada inversor y todo un mundo de información relativa y comparada, adaptado, además, al inversor retail o minorista.
Sin embargo, se puede pensar que si en estos años los inversores no se han aproximado al mundo de la inversión profesional más allá que el permitido por el banco ¿por qué iban a hacerlo ahora? Y ahí está el verdadero reto que tenemos por delante: acercar el mundo de la inversión a aquellos que solo han conocido el de la contratación o la adhesión. Los objetivos deben ser, entre otros, llevar los mercados financieros a ahorradores e inversores en busca de una inversión de mayor calidad, reforzar España como plaza financiera, un sistema más sólido y una mayor competencia entre gestores y firmas de inversión.
A partir de estas aperturas el inversor particular nunca habrá tenido acceso a tantos productos y se podría confiar en el aumento del número de partícipes en fondos de inversión, planes y sicavs. Sin embargo, basta repasar el histórico de patrimonio bajo gestión por categorías de fondos (renta fija, renta variable, mixtos de renta variable, etc.) para darse cuenta de que un incremento por sí solo no significa algo bueno para el futuro del sector: flaco favor nos haríamos si todos pasamos de depósitos a fondos con objetivo de rentabilidad no garantizada (que no es un trabalenguas, es una categoría de productos financieros). La gran banca, impulsada por la necesidad de generar comisiones, ya se ha dado cuenta de que el futuro está en la disponibilidad de producto y las facilidades para el cliente, por lo que veremos competencia directa con estas nuevas plataformas.
Cabe preguntarse, desde el otro lado de la barrera, cuáles serán los retos para las gestoras independientes cuando esta plataforma –y las que se esperan– esté a pleno rendimiento.
La vida en el sector financiero demuestra casi de forma permanente que los resultados son lo primero. Pero no se engañe, querido lector, digo “primero” en sentido filosófico porque si así fuera realmente habría varias pequeñas gestoras con miles de millones de euros bajo gestión, mientras que a duras penas superan los 100. Y si gracias a estas herramientas el inversor descubre y pone en valor otros estilos de gestión, otras formas de hacer las cosas que antes no conocía, se puede anticipar un aumento notable de la competencia comercial, especialmente por parte de las gestoras bancarias que aún se centran en vehículos de inversión de bajo valor añadido y explotar sus redes.
Cuando hablamos de supermercado de fondos se pone de manifiesto una realidad que muchos profesionales de la inversión, casi siempre en una burbuja de datos e información, prefieren obviar: en el supermercado, el producto que está en la balda correspondiente a la estatura media del país es la más cara de todas. Es curioso que nunca veo ni las más prestigiosas ni las consideradas peores marcas en esas baldas. En las gestoras, entre los propios fondos de inversión, existe también este mismo fenómeno. Si tu marca es muy potente, te centras en mantener resultados y reforzar tu nombre. Si tu marca es desconocida debes buscar resultados igual de buenos y comprar todas las baldas, e incluso poner un equipo de azafatas en la puerta que ofrezcan una muestra de producto. Todo con tal de darse a conocer. Ahora, además, se competirá más directamente con las grandes gestoras del mundo, muchas de las cuales todavía están –o han estado– limitadas al mercado institucional.
Ante la duda, cuando hablamos de nuestro dinero, siempre apostaremos por lo que creemos conocer mejor (aunque eso nunca ha sido ninguna garantía de éxito). Y no se trata de una gran cantidad de información, se trata de ofrecer información completa, empezando –como siempre– por los resultados, y siguiendo por el equipo de profesionales que toman las decisiones de inversión, en busca de la confianza de los partícipes.
Así, no parece ninguna locura concluir que una relación estable y útil con los clientes y una información completa y atractiva para todos aquellos que aún no lo son, además de los resultados, por supuesto, constituyen dos objetivos estratégicos para el futuro en la gestión de activos en España.
Si todo esto se cumple, no hay tiempo que perder.
Iñigo Petit
CEO iDen Global
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