Recuerdo que, hace algunos años, la compañía que dirige Jeff Bezos fue criticada por vender el famoso Kindle perdiendo dinero con cada unidad. Muchos no vimos su estrategia. Una estrategia a todas luces ganadora si eres quien, además, ofrece mayor número de títulos de libros en formato electrónico. La clave no se encontraba en el dispositivo, sino en todo lo que permitía comprar. Como bien me enseñó mi profesor de Dirección Estratégica, hay muchas formas de entrar en un mercado y, seguramente, la más agresiva sea por la vía de los precios. Eso debió pensar Bezos al implementar dicha táctica y arrasar con cualquier competidor, en aquel momento las tabletas (que también permiten leer libros).
Amazon ha mantenido durante todos estos años una estrategia respecto a sus beneficios difícil de explicar a los accionistas acostumbrados a percibir los dividendos, pero muy en línea con la filosofía de inversión de multitud de gestores profesionales: todo (o casi todo) se reinvierte. Todo muy consecuente con un líder que piensa que, en este nuevo entorno competitivo, si no creces te mueres, que es la traducción de su mítico consejo a emprendedores: que todos los días sean como el primero.
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